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Bicentenario de los Sitios: Casta Álvarez

Bicentenario de los Sitios: Casta Álvarez

Casta Álvarez, una de las tres heroínas que descansan en el mausoleo de  la iglesia del Portillo, tenía la misma edad que Agustina de Aragón; de raíces aragonesas había nacido sin embargo en Orán, (Argelia) en 1786. En aquella época Orán era una ciudad española, como Ceuta y Melilla; antiguo enclave de piratas que fue conquistado en 1509, perdido a manos de los turcos en 1708 y reconquistado por los españoles en 1732, para ser vendido en 1791 a los turcos, quienes lo perdieron a favor de los franceses en 1831.

 

Así pues, la familia de Casta abandonó Orán para venir a Zaragoza. Al parecer, Casta Álvarez era mujer de mucho carácter, y antes de los Sitios ya era conocida por gran parte de los vecinos de la ciudad (Recordemos que Zaragoza tenía en la época unos 40.000 habitantes).

 

Durante los Sitios Casta Álvarez multiplicaba su presencia en todos los puestos defensivos: siempre armada con una bayoneta que había fijado al palo de una escoba, repartía alimentos, municiones y arengaba incansablemente a los defensores; en la batalla de las Eras atendió a María Agustín cuando fue herida; en la Puerta de Sancho lanzaba adoquines contra los franceses que amenazaban con franquearla; en la del Portillo fue de las primeras en felicitar a Agustina por el eficaz cañonazo; en el barrio del Arrabal destacó en los combates contra los franceses; en el bombardeo y desalojo del hospital ayudó durante días en el traslado de enfermos, heridos y locos...

 

El día de la capitulación increpaba incesantemente a la comisión encargada de las negociaciones, gritando continuamente el lema de la ciudad: “Vencer o morir”. ¡Tuvo que ser arrestada y acompañada por dos guardias a su domicilio!

 

Incapaz de permanecer en la ciudad bajo mandato francés se traslada a Cabañas de Ebro, donde se casó  con un agricultor rico, mejorando notablemente su situación. En

1846 muere en Cabañas, donde fue enterrada sin ninguna ceremonia especial. Durante la celebración del primer centenario de los Sitios su cuerpo fue trasladado a la iglesia del Portillo, junto a Agustina de Aragón y Manuela Sancho.

 

Este magnífico cuadro pintado por Unceta, habitualmente en el Ayuntamiento de Zaragoza, puede contemplarse en la exposición de la Lonja “Encrucijada de culturas” .

 

Rafael

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